La alianza entre Nissan y Mercedes-Benz, que en su momento significó una nueva etapa industrial para México, llegará a su fin. Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes, conocida como COMPAS, anunció que cesará operaciones el 31 de mayo de 2026, de acuerdo con un comunicado firmado por su comité directivo y confirmado por el secretario general de gobierno del estado, José Antonio Arámbula. La decisión se atribuye a los cambios en las tendencias del mercado automotriz y en las preferencias de los consumidores, un argumento que refleja una transformación más profunda en la industria a nivel global.
La noticia conmociona a Aguascalientes, una región que durante casi una década se enorgulleció de ser el corazón de la producción premium en México. COMPAS nació en 2015 como un proyecto conjunto entre Daimler y la Alianza Renault-Nissan, con una inversión de 1,000 millones de dólares. Su objetivo era fabricar autos compactos de lujo con tecnología alemana y eficiencia japonesa. Hoy, esa historia empieza a llegar a su fin.
El comunicado especifica que la producción de los modelos Infiniti concluirá en noviembre de este año, mientras que los vehículos Mercedes-Benz se ensamblarán hasta mayo de 2026. A pesar del cierre, la empresa aseguró que mantiene solidez financiera y que cumplirá con todos sus compromisos laborales y comerciales hasta el último día.
COMPAS llegó a fabricar más de 230,000 vehículos anuales, entre ellos los Infiniti QX50, QX55 y el Mercedes-Benz GLB, modelos que fueron exportados a distintos mercados del continente. La planta generaba alrededor de 3,600 empleos directos y más de 12,000 indirectos, cifras que ahora reflejan el alcance del impacto social que dejará su cierre.
El cierre no sucede en un vacío. Nissan atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia moderna. Bajo la dirección de Iván Espinosa, CEO mexicano de la marca, se implantó el plan Re:Nissan, una estrategia global para recortar costos y reestructurar sus operaciones, que incluye el cierre de plantas en varios países.
La decisión de cerrar la planta COMPAS se suma al reciente anuncio del cierre de la planta CIVAC en Morelos, uno de los complejos más emblemáticos del país. En cuestión de meses, Nissan habrá cerrado dos de sus plantas mexicanas, una señal clara de que este proceso de reordenamiento va más allá de simples ajustes logísticos.
Aunque la marca japonesa insiste en que México continuará siendo clave en su estrategia de manufactura, el cierre de COMPAS representa un golpe tanto simbólico como operativo. La planta fue durante años el ejemplo de colaboración entre Oriente y Europa en territorio mexicano. Hoy, ese símbolo se desmorona.
Los empleados, proveedores y comunidades locales esperan una mayor claridad sobre su futuro. La dirección de la planta prometió mantener una comunicación abierta y garantizar la estabilidad laboral hasta la fecha de cierre. Sin embargo, en los pasillos industriales de Aguascalientes la incertidumbre es palpable.
La historia de COMPAS demuestra cómo las alianzas globales pueden cambiar tan rápido como los mercados. Lo que en 2015 fue una apuesta por el lujo hecho en México, en 2026 quedará como una lección sobre los límites de la globalización automotriz.
El fin de COMPAS no sólo marca el cierre de una planta. Marca el final de una era en la que México soñó con fabricar autos premium que conquistaran las calles del mundo.
